El retorno de Saturno

Yo soy humana, mi telencefalo altamente desarrollado y mi pulgar oponible lo confirman científicamente, pero mi alma lo duda.

Hay quienes dijeron que yo era un gato, uno de esos que se acerca por comida y da cariño solo cuando busca algo a cambio, puede ser muy tierno pero súbitamente retira su afecto cuando ya no le conviene.  Yo no creo ser un gato, o bueno puede que sí lo sea, pero sería más uno que calienta las patitas en la noche y presta su suavidad como terapia antiestrés. No todo es bueno, por supuesto, se me acusaría de dejar migajas de pelo por toda la casa para asegurarme de que me recuerden.

Es difícil pensar en que sería una bacteria, no las conozco tanto como conozco de mi misma, pero si llegara a serlo, seguramente elegiría crecer por dentro del cuerpo de algún ser más grande que yo. Me gusta la idea de ser parte activa de algo mayor, no quiero vivir en cautiverio en una caja de petri alimentando algún experimento en un laboratorio que se queda vacío y oscuro todas las noches.

He considerado que soy una planta, aunque para las plantas todo es más difícil, la falta de locomoción ha hecho que dejar la sombra de su árbol madre sea una cuestión de vida o muerte. Han desarrollado todo tipo de estrategias para liberarse de la oscuridad que las parió, semillas aladas que vuelan y caen en un nuevo terreno, frutos deliciosos que comen los pájaros, se vuelven popo y florecen de nuevo con agua, sol y la magia que el azar le pone a la vida. Pensándolo bien no sería una planta, yo no soy de esas que se olvida de donde viene, aunque sí encuentro una escatológica similitud en la estrategía de difusión de las semillas ocultas en frutos.

Las plantas son creativas, otro punto importante a tener en cuenta, debo reconsiderar de nuevo si sí podría ser una. por esta misma cuestión de la inmovilidad eterna, cuando el plan no sale bien y aterrizan en un lugar álgido tienen que hacerlo su hogar. Yo soy buena en eso. Aunque habita en mí el don de la locomoción a veces se me olvida y es justo ahí donde mi súper poder nace: hacer las cosas bellas, habitar lo inhabitable, procesar y digerir con el cuerpo y el alma, para crecer y para que luego otros vengan como turistas a visitar. Pero no, hay algo, una intuición que me dice que no soy una planta. 

Creo que sí soy una planta y no un tiburón.

Jueves 27 de abril de 2023

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