2025 – NO RECORDARÁS EN VANO: ACCIONES DE BÚSQUEDA


Registro de No recordarás en vano: acciones de búsqueda. Fundación Gilberto Alzate Avendaño, 2025. Fotografías por David De Salvador.
NO RECORDARÁS EN VANO: ACCIONES DE BÚSQUEDA
(2024 – 2025)
“¿Por qué todo perfectamente blanco?, ¿por qué si golpeo las paredes suenan vacías?, ¿por qué si la arquitectura colonial es maciza y pesada esta parte de la casa suena hueca y liviana?
Aquí, detrás de este muro blanco, algo se oculta”.





Registro de No recordarás en vano: acciones de búsqueda. Fundación Gilberto Alzate Avendaño, 2025. Fotografías por Sebastián López y David De Salvador.
Por medio de acciones performáticas, casi con disciplina arqueológica, la artista visita la sala de exposición buscando un pasado. Golpea los muros. El sonido hueco retumba, le sirve de mapa para interpretar el vacío. Excava el blanco puro del muro de drywall. La luz del exterior se filtra, delata el polvo, atraviesa la oscuridad.
Día tras día, las búsquedas se amontonan. Lo oculto alumbra en silencio, se revela a quien espera, a quien vuelve, imagina y se demora. Si no está la artista, está el silencio, y en el silencio se contempla.
Una vez acabe la exposición, la sala volverá a su configuración inicial y el espacio detrás del muro blanco, de nuevo, dejará de ser.






Registro de No recordarás en vano: acciones de búsqueda. Fundación Gilberto Alzate Avendaño, 2025. Fotografías por Sebastián López.
El proceso detrás de la obra
El pasado y sus ausencias han conducido mis intereses como artista. Visité la FUGA con la intención de adentrarme en una ficción colonial inducida por su arquitectura. Como parte de mi viaje al pasado, caminé la calle décima recreando mentalmente los desfiles que pasaban por ahí y pensando en la vida de antes. Miraba los balcones de las casas y me imaginaba cómo habría sido asomarse por ahí en esa época.
Al llegar a la FUGA y entrar en la casa, lo primero que me dio la bienvenida fueron unas puertas, eran casi el triple de gruesas que las de hoy día. Inmediatamente después, el piso, con ondulaciones que marcaban la ruta del camino pasado que seguía siendo presente. Después, vi los muros, tres veces más gruesos que los de hoy día, y sentía cómo su materialidad me susurraba historias del pasado. El techo, con jardines propios, era soportado por una estructura de guadua. Me impresionó cómo la casa seguía funcional hasta hoy día, de alguna forma, es un recuerdo que sigue vivo y habita el presente. Subí las escaleras al segundo piso.



Registro de la puerta angosta en la sala 2 de la FUGA, 2024.
Al entrar a las salas de exposición me sorprendió que todo era perfectamente blanco. El piso de madera, el techo, sus vigas coloniales y las paredes estaban impecablemente pintadas de blanco. Lo único que tenía color diferente eran las muletas de guadua del techo. De nuevo, pensé en los muros, quería saber si los del segundo piso eran iguales a los del primero. Toqué las paredes blancas y di golpecitos con mis nudillos. Parecían huecas, sonaban vacías. Mi viaje al pasado se interrumpía cuando el sonido hueco retumbaba. Esos muros no eran de adobe como el resto de la casa, ¿por qué ese contraste? ¿Por qué si todo era macizo y pesado esta parte de la casa era hueca y liviana?
Le pregunté a una de las mediadoras de la sala la razón de esos muros huecos, sin juzgar la obviedad aparente de mi pregunta, ella me dijo que, como la casa era patrimonio los muros no se podían intervenir, habían instalado ese recubrimiento de MDF para protegerlos de las perforaciones y posibles daños que las obras, temporalmente expuestas ahí, pudieran hacerles. Yo seguía pensando en los muros de adobe detrás del MDF. Estaban vivos, eran funcionales, pero vivían encerrados, ocultos. Si el problema eran las perforaciones e intervenciones en el muro original, ¿qué tipo de obra podría habitar ese espacio sin alterar ni poner en riesgo el patrimonio, aún funcional, de las paredes de esa sala? ¿Si no hubiera obras en esa sala, los muros estarían libres como los del primer piso?
En una esquina de la sala 2, había una línea brillante que cortaba la continuidad del muro de MDF, me acerqué y vi una puerta extremadamente angosta. Me asomé y detrás del muro moderno vi un balcón y un pasillo vano de masomenos 35 cm de ancho que separaba el recubrimiento de MDF del muro de adobe. Ese espacio liminal era el vacío que sonaba detrás del muro falso. Si el muro original de la casa era el pasado y el MDF era el presente, ¿qué temporalidad representaba ese pasillo vano de 35 cm que separaba el pasado del presente? En ese vano, entre el presente y el pasado, se había materializado el tiempo en tierra, polvo, cables olvidados y uno que otro cadáver de algún insecto que perdió el rumbo.
Bocetos



Renders para la intervención in situ en la sala 2 de la FUGA, 2024.